Albacete Food

At El Corner we were greeted by many of the players, who usually eat here too.

--- Spanish version follows/Versión en Español a continuación ---

During one of our last trips to Albacete we rejoiced in one of our passions beyond football: food. Most Brits have actually been to Spain a few times, but very rarely do we venture into proper Spanish eateries, those where Pepe and Carmen go, far from the beach front, and Albacete is indeed significantly far from the beach front. Let us highlight a selection of a few corners in your Manchego metropolis that have conquered our stomachs and, therefore, our hearts. This time our tour will hop into Careta and La Nena before lunch, Volapie for din-dins, calle Concepcion strip for drinkies, and a finale at Albacete Balompie’s kitchen: El Corner.

Freshly arrived from the mighty Albion, we set off for a proper Spanish bar to merge with the atmosphere, so we had a drink at Pequeno Careta. This tiny corner bar can host no more than a dozen people inside, and there’s only one table, but it’s the sort of place where they maintain the good custom of giving a complimentary bite with your drink. Apparently this doesn’t happen all across Spain, and we’ve been told that Albacete excels in this field. The publican had a picture taken with us and we moved on towards the centre, calling at La Nena. La Nena is a traditional Iberian manor with a gorgeous patio. We encourage you to find it because not only is it a beautiful building, they serve a phenomenal variety of real ales. Spain isn’t really famous for its beer, but we’ve noticed that ales have become a thing in Albacete and can’t wait to enjoy a glass of 69 or Nena. Don’t go for pints, as Iberians like small glasses. This must be since the heat makes beer warm when served in pints.

La Nena’s patio, with its fountain (left), adorable tiles, and chairsLa Nena’s patio, with its fountain (left), adorable tiles, and chairs

It’s pointless to take the bus or the car to go to the original central Albacete as the traffic is usually bad and there’s nowhere to park, so our legs carried us to calle Concepcion to find some food. There we go into Volapie, an Andalusian food chain with traditional dishes. We had some bull burgers –oh dear, let me shed a tear. Tom gave us the funny lost-in-translation moment of the trip: ‘Croquetas de Choco!’ said he expecting a bunch of dark brown delights. Instead, we came across a –nice- savoury invention. The issue here is that choco seems to be cuttlefish, and not chocolate, although they said this is an Andalusian word rather than standard Spanish.

We ended the night in a few clubs around the area. It is sometimes tiring because, unlike the British, most people stand all the time. After a few drinks we got peckish again, so we went for some pre-bed snacks. It isn’t surprising that with so much delicious treats, fast food places aren’t very common. The couple that you can find, however, are lovely.

 Calle Concepcion is the heart of Albacete’s nightlife, and a stag do havenCalle Concepcion is the heart of Albacete’s nightlife, and a stag do haven

Our last day, match day, had a wonderful surprise. We had a table booked at El Corner in between the Fundacion and Albacete Balompie games. The place was packed but we could enjoy a fabulous paella: a proper one. Normally one would suggest booking a table when eating in Spain, although, to be fair, the British eat considerably earlier than the Spanish, so not adapting to the Spanish timetable should suffice.

We put a stone on each, including our Spanish hosts, during that weekend alone. The logical conclusion is that every Spaniard should be chubby as a panda bear. The reality is that they’re –usually- skinnier than us. How’s that? Probably because they have to walk so much.

We know that these aren’t the only nice hidden gems in the city, and probably nor the best, but it’s fair that we give them the credit of giving us a good time. Can’t wait for the next!

 

clockwork cheese

 

En uno de nuestros últimos viajes a Albacete nos deleitamos en una de nuestras pasiones más allá del fútbol: la comida. A decir verdad, la mayoría de los británicos hemos estado en España un par de veces, pero muy rara vez nos adentramos en bares españoles de verdad, donde irían Pepe y Carmen, y no salimos de los paseos marítimos: Albacete está, en ese sentido, muy alejado de esos paseos marítimos. Vamos a destacar en este artículo una selección de rincones en vuestra metrópolis manchega que han conquistador nuestro estómago y, por ende, el corazón. Nuestro tour nos lleva al Careta y La Nena antes de comer, el Volapié para el almuerzo, la calle Concepción para tomar unas copas, y haremos un final en la cocina del Albacete Balompié: El Córner.

Recién llegados de la mítica Albión nos dirigimos a un bar español de verdad para sumergirnos en el ambiente, así que entramos a tomar algo en el Pequeño Careta. En esta pequeña tabernita no caben más de una docena de personas, y solo tienen una mesa, pero es el tipo de sitio donde se mantiene la buena costumbre de ofrecer un bocado como invitación de la casa por pedir una bebida. Por lo visto esto no sucede en todos los sitios de España, y nos han comentado que Albacete tiene matrícula de honor en este campo. El dueño nos pide una foto con él y luego nos movemos hacia el centro, parando en La Nena. La Nena es un caserón ibérico tradicional con un patio precioso. Si no lo conoces te animamos encarecidamente a que lo visites porque no solo es un edificio muy bonito, sino que además tienen una fenomenal selección de cervezas locales. España no es que tenga fama por su cerveza, pero nos hemos fijado en que el tema de las cervezas artesanales se ha vuelto bastante serio en Albacete. Me muero de ganas de echarme un buen vaso de 69 o Nena. No pidas pintas porque a los iberos les van los vasos pequeños. Debe ser porque el calor calienta la cerveza o algo.

El patio de La Nena, con su Fuente (izquierda), maravillosos azulejos, y sus sillasEl patio de La Nena, con su Fuente (izquierda), maravillosos azulejos, y sus sillas

No merece la pena coger el bus o el coche para ir al casco antiguo de Albacete ya que el tráfico suele ser malo y no hay dónde aparcar, así que nuestras piernas nos llevan a la calle Concepción para encontrar algo de comer. Allí encontramos el Volapie, una franquicia andaluza con platos tradicionales españoles. Nos pedimos unas hamburguesas de toro -dejadme echar una lagrimita. Tom nos regala el divertido momento lost-in-translation del viaje: “¡Croquetas de choco!” -dice, esperando un puñado de delicias pardas. En vez de eso nos encontramos con un -delicioso- invento salado. El problema es que por lo visto “choco” es calamar y no chocolate, aunque nos comentan que es una palabra andaluza.

Terminamos la noche por los garitos de la zona. A veces cansa porque, al contrario que los británicos, los españoles suelen quedarse de pie todo el rato. Después de unas copas nos vuelve a dar hambre, así que nos vamos a por un aperitivo pre-cama. No sorprende que con tanta comida deliciosa los sitios de comida rápida no sean muy numerosos.Los pocos que encontramos, sin embargo, son buenísimos.

Calle Concepcion es el alma de la noche de Albacete, y un paraíso para las despedidas de solteroCalle Concepcion es el alma de la noche de Albacete, y un paraíso para las despedidas de soltero

En nuestro último día, el del partido, nos dieron una sorpresa. Teníamos una mesa esperándonos en El Córner para comer entre los partidos del Fundación y el Albacete Balompié. Estaba llenísimo pero nos pusieron una paella fabulosa: una de verdad. Normalmente es recomendable reservar una mesa cuando vas a comer en España, aunque a decir verdad, como los británicos comemos tan pronto, con no adaptarse al horario español es suficiente.

 

En El Córner nos recibieron muchos de los jugadores, que suelen venir aquí a comer también.En El Córner nos recibieron muchos de los jugadores, que suelen venir aquí a comer también.

Ese fin de semana engordamos casi 6 kilos cada uno, anfitriones españoles incluidos. Lo lógico sería que los hispanos estuvieran gordos como pandas. La realidad es que generalmente están más delgados que los ingleses. ¿Cómo puede ser? Quizá porque andan todo el tiempo.

Somos conscientes de que estas no son las únicas joyas de la ciudad, y seguramente ni siquiera las mejores, pero parece justo que les reconozcamos el buen finde que nos hicieron pasar. Nos morimos de ganas de volver.