Área Pequeña

Albacete-Valladolid

Escribir sobre el Alba es llorar. No creo que Larra levante la cabeza, en todo caso, para reprocharme parafrasear su célebre cita; si se atreviera a hacerlo (lo de levantarse de la tumba) haría al gran Fígaro sonrojarse, con toda seguridad; como fueran él y sus contemporáneos más dados a dilucidar las disputas y a solventar los problemas personales por la tremenda, seguro que el romántico invocaría un buen duelo al amanecer tras la afrenta al buen gusto y a la decencia que pudimos, o quisimos, presenciar el sábado aquellos a los que me atrevo a decir que superamos al santo Job en paciencia. Bien es cierto que el venerable Job soportó las putadas divinas durante ochocientos años o por ahí; pero estoy seguro que una buena cantada de Valbuena, la enésima caída de Ferrón, o la superlenta (no la cámara del Plus, sino la prestación de David Sánchez) bien valen por cuarenta o cincuenta años de suplicios; digo yo que, al final, Dios fue misericordioso y elevó al paciente a la santidad, así que no se debería quejar el buen Job porque él no conoció a las huestes de Ferrando, y a nosotros no nos van a canonizar, al menos de momento.

Recuerdo a aquél César Ferrando de la temporada del ascenso; con su punto de huertano de Tavernes, con la gramática parda del que viene de novato, con el trato campechano y las salidas nocturnas. Era otro. Decía no sé quién (uno de estos griegos que nos tuvimos que estudiar un día) que el río que vemos no es nunca el mismo (o algo así). Todo fluye, y así fluyó la personalidad de Ferrando; de la humildad a la prepotencia, de la lealtad a la puñalada trapera, de los cojones a los millones. Ahora se queja, busca excusas cada minuto, se encara, contesta desabrido. El millón de euros que se embolsan él y los suyos tienen la culpa. Después del Valladolid, más de lo mismo. ¿Qué los de Pucela son un equipo con oficio? ¿Valbuena, David Sánchez o Parri no han jugado en Primera, más de un partido y más de dos? ¿Cuántas batallas ha sostenido Noguerol? ¿Y Ferrón?. Excusas de mal pagador. Lo cierto y verdad no es más que lo que se vio el sábado; aquellos a los que se les supone la calidad no la muestran, otros corren como keniatas pero le dan con la uña, y otros se encuentran en estado vegetativo; ni sienten ni padecen. Sin margen de maniobra en los despachos por la acuciante situación económica, no queda más que esperar tres buenos resultados en las próximas jornadas; sólo queda soñar (no ha sido un lapsus, soñar) con una permanencia sin sobresaltos.