Área Pequeña

Un pozo seco pareció ayer el Carlos Belmonte; una vez más, el tópico de los cinco mil. Tiremos la toalla, Albacete Balompié -- Elche C.F.compañeros de grada; nos seguiremos identificado con el halo fatalista, y ya no es que sea la desgracia nuestra seña de identidad, cual atléticos de los que sacan pecho cuando ven los ocurrentes anuncios de la afamada agencia, ya que no tienen otra cosa de la que presumir, una vez huérfanos de niño; no es el hado el que nos persigue, es que ya ni nos molestamos; esto es lo que hay, y que no nos saquen de ahí. Antes, salías del fútbol y veías aficionados bajando la Avenida haciendo aspavientos, despotricando, calientes, debatían con el que pasaba al lado; hace mucho tiempo, siglos, que no se vive eso, por desgracia es gente cabizbaja lo que se ve, indiferente, seria, no va más, señores.

El reencuentro con el estadio no deparó el cambio radical que viene reclamando la grada desde hace muchos, demasiados domingos. Se les había llenado la boca, a los nuevos consejeros, con el apoyo a la cantera, con el equipo campeón de la Copa del Rey de juveniles, con la figura en ciernes, el goleador, Carletes. Primera foto virtual de esta temporada: en uno de los palcos, la perla de la cantera, el chico que renuncia a irse al Villarreal por el romanticismo de debutar con el equipo de su tierra. Dura poco la alegría en la casa del modesto, y en casa de Carletes, vamos, en su puesto, el hueco se lo [.....]

[.....] tapa Azkorra. El mismo que vino del Numancia, como San Juan Bautista, anunciando la venida de Máximo.

El Carlos Belmonte, previo al inicio de la temporada, no presagiaba florituras. Caras de no saber muy bien a qué atenerse, como diciendo “pasaba por aquí”; allí David Cañas, con muletas, presenciaba el partido en buena compañía. El palco, concurrido, con la plana mayor de Bandera Blanca (perdón, el Consejo) ocupando la primera fila del palco; allí Ubaldo, flanqueado por  Panadero y Rebenaque, se sentaba en su primer inicio liguero como máximo mandatario. Atrás quedó su campaña opositora, atrás también dejó la tumultuosa junta de accionistas preelectoral, atrás las maniobras de las distintas fuerzas vivas por hacerse con el poder. Lamentablemente, también parecen haber quedado atrás algunos buenos propósitos, como el ya mencionado del aliento a la cantera, y como aquel otro espejismo de Máximo, la mano dura con Calle, que se ha transformado hoy en el portazo a Javi Martínez y la bienvenida al inexplicado y oscuro fichaje de Jonathan. Lo más curioso, quizá, ver al tándem Antonio-Contreras volviendo a ocupar asientos de aficionado de a pie, a escasos metros de otro dúo clásico, Mariano-Molinero, y no lejos de los actuales dirigentes, con los cuales el ex-director deportivo  mantiene un contencioso más que desagradable conforme se indaga en motivos y pretensiones.

Bien es cierto que  os que clamamos contra la horrenda gestión del ex-presidente Contreras sentimos una íntima satisfacción al verlos expulsados del paraíso situado ahora encima de sus cabezas, en la mínima parte que nos toca; tenemos la ilusión de haber sido partícipes, aun en un porcentaje residual, de que tengan su merecido. No es menos cierto que hubiéramos querido un recambio más solvente que el que es protagonista el cajón de sastre de los ex–banderas. Pasados los cien días de cortesía, el bagaje que presentan los nuevos rinde cuentas de unos ingresos exiguos, que no olvidemos están destinados a tapar agujeros. Hablar de campaña de abonos es llorar, nada nuevo bajo el sol, y en el terreno de la explotación publicitaria, todo lo que han conseguido los de Ubaldo han sido tres Ford con sus enormes pegatinas que servirán para que los consejeros no tengan que abusar de sus vehículos particulares para representar al club; ahora ejercerán de consejero-anuncio del correspondiente concesionario. Por no hablar de su promesa de transparencia, con el nombramiento del consejero portavoz que duró lo justo, lo que vino a durar la esperanza de conocer los entresijos de la gestión contreriana, que de presuntamente escandalosa pasó a recibir carpetazo, como todas las anteriores.

Dicho lo cual, al ver uno a Valbuena en la portería, a Ferrón, Noguerol y Peña en la defensa, con Bauzá, Pablo García, Barkero, Parri y Azkorra en el campo, uno no podía creer que estuviera consumiendo ya el abono de la 2007/2008. El de la botella medio llena diría que el bloque ya está hecho; naturalmente, diría eso antes de ver los presuntos refuerzos, porque después de ver al tal Iker Begoña, se tomaría el resto de la botella a puro trago.

Claro que el año pasado afirmábamos que David Sánchez había cumplido su ciclo entre nosotros; creímos, parece que erróneamente, que eso implicaba el comienzo de un nuevo ciclo en el puesto de centrocampista organizador, o sea, que el puesto que dejaba el irregular y talentoso sevillano habría que cubrirlo con alguien de características similares. Y se traen al suplente del Lorca. Ya lo decía un amigo mío: desconfía del jugador que te vendan como “que se puede desenvolver como central y como medio centro defensivo”. Será siempre una versión muy empeorada de Viaud. Y la especie crece peligrosamente, casi como la población de topillos. Los hemos tenido ilustres, como el citado francés o el gran José María  Sala, pero nos los han clavado también de todos los colores; y el tal Begoña (bonito nombre femenino, por otra parte) no parece que vaya a descubrir las Américas.

Con Ferrón en el papel de torpón que comete un penalti absurdo, con un portero que está en el suelo antes de que el árbitro dé la orden de lanzar la pena máxima; con Bauzá haciendo de Bauzá, o sea, trotando y maltratando el balón; con Parri apareciendo con cuentagotas, y con Azkorra peleón y punto. Con esos protagonistas, el guión tenía que ser de película de miedo. Y perder por 0 1 en el primer tiempo contra un equipo de David Vidal es reforzar el guión. Lo demás sobra; sólo me queda constatar, por último, el desmadre táctico que se marcó Quique Hernández fue, cuando menos, sorprendente. Esto no se les hace a mentes acostumbradas al sota-caballo-rey fernandino. Lo malo de todo es que dio la impresión de que había que ver en qué puesto funcionaría el susodicho Iker; a lo mejor habría que probar donde su ilustre tocayo Casillas y relegar a Valbuena a suplente de suplentes. Quique, no te empeñes, no hay esquema que sobreviva a una alineación que empieza por Valbuena y termina por Azkorra. Ni Arrigo Sacchi en sus mejores tiempos.