El Albacete se desangra en el Carlos Belmonte

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La temporada pasada el equipo de Luis Miguel Ramis fue una de las sorpresas del campeonato. Estuvo durante gran parte de la temporada en puestos de ascenso directo, se metió en el playoff y volvió a pelear por el ascenso a Primera después de muchos años de penurias. Una de las claves para tan gran temporada se gestó en casa.

Es cierto que se produjeron muchos empates, pero el equipo tuvo una fiabilidad espectacular en el Belmonte, donde sólo perdió dos partidos, precisamente los dos últimos de liga que disputó frente a rivales directos (Granada y Málaga) que impidieron al Albacete luchar hasta el final por el ascenso directo.

Toda esa fiabilidad de varios meses sin perder en el Belmonte se ha perdido esta temporada. Son muchos los detalles que presentan un Albacete completamente distinto al del año pasado. Los graves errores en la confección de la plantilla, que no se supieron solucionar en el mercado, con dos jugadores claves como Sergio Sánchez y Querol sin apenas participación.

La confianza y seguridad que se tenía en el Belmonte se ha perdido. El Alba se desangra en casa, donde está dejando escapar demasiados puntos, algo preocupante para los equipos modestos, que suelen basar su fortaleza en su campo. En el Belmonte casi todos mojan y al final todo eso hace que la confianza de los jugadores se resquebraje.

Detalle significativo es que tras 35 jornadas y con un partido menos disputado fuera de casa, el Albacete ha logrado más puntos lejos de su estadio que en el Carlos Belmonte. Es cierto que, en la vuelta a la competición, jugando a puerta cerrada, el factor campo ha pasado a mejor vida, toda vez que los equipos no pueden sentir el aliento de su afición, el empuje que les llega desde la grada en los momentos difíciles o la presión que pueden tener los rivales. Pero el mal viene de lejos porque ya antes del parón la situación era igual que ahora.

El Albacete ha disputado 18 partidos en el Belmonte esta temporada y sólo ha sido capaz de ganar cuatro. Empató siete y perdió otros siete. Hay que recordar, como hemos señalado, que el año pasado sólo se perdieron dos de los 21 encuentros celebrados en el Estadio. Al final, 19 puntos sumados, lo que quiere decir que se han dejado por el camino 35, que se dice pronto. Claro que la cosa se puede explicar fácilmente, el Albacete sólo ha sido capaz de marcar 13 goles en el Belmonte, un dato paupérrimo. Fuera de casa, el equipo ha sido capaz de sumar 21 puntos con un partido menos, resaltando la rentabilidad a esa falta de gol que también se manifiesta lejos del Belmonte, pues en este caso son 14 los tantos anotados. Curiosamente todos los partidos que ha ganado fuera de casa han sido por 0-1, un total de seis.

El equipo manchego, que aún debe jugar tres partidos más como local, ha dejado escapar en casa 35 puntos en lo que va de campeonato

La temporada pasada, de los 63 puntos que hubo en juego en el Carlos Belmonte, el Albacete sumó 37, por lo que dejó escapar sólo 26, mucho menos que esta temporada, en la que todavía quedan por disputarse tres partidos en casa.

Con Alcaraz la situación sigue igual de atascada que con Luis Miguel Ramis. El equipo pelea, pero no rentabiliza su juego en el Belmonte. A poco que hubiera sido un poco más fiable en casa, el Alba estaría muy cerca de la salvación y no pensando que el partido del sábado en Santander ante el colista es una auténtica final. Los buenos partidos realizados ante Almería, Huesca y Las Palmas sólo han dejado dos puntos en el casillero de los nueve posible. Y eso jugando bien.

La salvación suele pasar por casa y el Albacete es un desastre en el Belmonte, con público y sin público. Tiene 40 puntos, la salvación siempre se cifra en torno a los 50, que a veces suelen ser más, así que le faltan 10 puntos a conseguir en las siete jornadas que restan. La empresa no es tan difícil como parece, ya que en esta vuelta a la competición no es precisamente el conjunto manchego de los que peor los están haciendo. Hay equipos que no han sabido adaptarse a la situación y que van cuesta abajo, al tiempo que el desgaste físico se nota mucho ya y eso que ni se ha llegado al ecuador de esta mini competición que cada vez se pone más complicada con el aumento de las temperaturas.

Una locura llevada al máximo extremo, con falta de preparación y jugadores llevados al límite por el empeño de la patronal y la necesidad de cumplir los calendarios previstos y cuanto antes para que afecte lo menos posible a los contratos con la televisión. Esta recta final puede traer sorpresas y el Albacete, con sus limitaciones, debe procurar que cuando se produzca el pitido final haya por debajo cuatro equipos peores en la clasificación. Tampoco la cosa da para mucho más.