Dos errores defensivos impiden el triunfo del Albacete en Vallecas
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- Escrito por Estefanía Fernández-ADG/Fotos: Diego Souto y LaLiga
Dos fallos en defensa, uno al comienzo del partido y otro al final, evitaron que el Albacete sumase tres puntos vitales en su visita a Vallecas (2-2). El equipo blanco remontó un gol de Saveljich en el minuto dos, pero los errores en la retaguardia volvieron a penalizar una actuación brillante en la zona de tres cuartos. En todo caso, las tablas sirven al conjunto de Alejandro Menéndez para mantener viva la esperanza y confiar en la salvación, ahora a seis puntos.
El encuentro comenzó con retraso por problemas con el cronómetro del colegiado. No se hizo esperar, sin embargo, el tanto de la escuadra vallecana: un saque de falta lateral botado por Trejo cazó en fuera de juego mental a la defensa de la escuadra albaceteña, en especial a Jean Jules, y, el exalbaceteño Saveljich superó a Tomeu Nadal con un cabezazo franco. Pese a que el VAR revisó de forma minuciosa el remate, la posición correcta del jugador argentino validó un tanto que puso muy cuesta arriba el envite para los intereses visitantes.
El Alba creció a través de la posesión del esférico como consecuencia directa del gol rayista. Adelantó sus piezas Menéndez con la intención de mandar en el tapete vallecano mediante largas combinaciones en la medular que adolecieron de velocidad y profundidad. En todo caso, pocos recursos para intimidar al conjunto de Iraola, bien plantado en su retaguardia y siempre dispuesto a morder a la contra.
Ya en el ecuador de la primera mitad, Ortuño tuvo la primera ocasión con un cabezazo manso y centrado que no supuso mayores dificultades para Dimitrievski.
En los instantes previos al descanso, los dos equipos gozaron de opciones de gol. Primero lo quiso Gorosito, con un testarazo a pase de Fran García.
No tardó en responder el Rayo mediante la estrategia a balón parado: de nuevo, el guante de seda de Trejo sirvió un centro medido que Mario Suárez no pudo direccionar de forma adecuada.
En la reanudación, el ataque franjirrojo volvió a madrugar con otro pase filtrado que cogió desprevenido a Gorosito. Fue un serio aviso para los navegantes de la nave albaceteña, que siguió amasando la pelota en busca de un hueco en la muralla anfitriona.
Iraola volcó a su pivote defensivo sobre el perfil izquierdo para ayudar a Fran García a la hora de frenar a un Álvaro Jiménez muy incisivo en el uno contra uno durante todo el duelo.
A la hora de juego llegó la acción más determinante del encuentro: una combinación de seda entre Álvaro Peña y Eddy lanzó al jugador bilbaíno a la caza de un balón en el que Mario Suárez embistió al bulto. Penalti y expulsión del futbolista rayista como paso previo a la transformación de la pena máxima por parte de Álvaro Jiménez, con un lanzamiento seco y cercano al poste izquierdo.
El empate espoleó a un Albacete que olió el miedo en su contrincante. Diez minutos necesitó Álvaro Jiménez para revolucionar el ataque blanco con el nacimiento de una contra de libro en la que Carlos Isaac dividió y Manu Fuster remachó a puerta vacía. Una transición ejemplar que encontró el premio de la remontada. Fue la mejor fase del encuentro para un Alba muy ordenado en defensa y brillante en ataque.
El entrenador local reaccionó con la entrada de Bebé para tener un lanzador entre líneas pese a que el ritmo decayó entre parones, protestas y tarjetas de un colegiado que puso el listón muy bajo.
Sin embargo, el Rayo Vallecano volvió a sacar a relucir las carencias defensivas del Albacete gracias al talento individual de sus futbolistas. Fran García aprovechó la pasividad de la zaga visitante para colocar un centro a la espalda que el propio Bebé recogió y cruzó con violencia al palo derecho de la meta defendida por Tomeu Nadal.
A falta de dos minutos, pudo decantar la balanza de nuevo Álvaro Jiménez con otra incursión desde la segunda línea. El extremo cordobés apostó por la potencia en un disparo que se elevó por encima del travesaño. Sin tiempo para más, el Alba cedió dos puntos trascendentales y se marchó con la sensación de haber desperdiciado una oportunidad de oro.