La afición del Albacete vibró en la distancia con el pase a la final de su equipo
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- Escrito por Redacción/Fotos: Cedidas por +quealba
Dentro del sinsentido que parece presidir todo lo que, en los últimos tiempos, pasa por las manos de la Real Federación Española de Fútbol presidida por el ínclito Luis Rubiales (Rubi para sus más íntimos), el órgano rector del fútbol español decidió un año más, y en las categorías del fútbol no profesional bajo su control, fases de ascenso en “sede única” con las que dilucidar las promociones de categorías.
Si bien este formato tenía todo el sentido del mundo cuando fue presentado durante el primer año de pandemia por Covid-19 y la gente no podía acceder a los estadios. Ahora, dos ejercicios después de aquello, parece carecer de todo sentido, y solo la sinrazón de estos des-gobernantes del balompié nacional justifican su existencia.
Este sábado se celebraba un Albacete Balompié – Rayo Majadahonda de semifinales de ascenso a Segunda División. Al encuentro, siendo generosos, y contando medios de comunicación, no habrán asistido en un gran Estadio como el de Balaídos, con capacidad para 19000 espectadores, más de 250 personas. Hay que recordar que la capital albaceteña se sitúa por carretera a más de 850 kilómetros de Vigo; por su marte desde Majadahonda hasta la ciudad gallega hay otros 580 kilómetros.
Mientras esas 250 personas podía escuchar el eco de sus voces de ánimo, en Albacete, en la puerta de hierros del recinto ferial, multitud de aficionados albaceteño seguían a través de una pantalla gigante las evoluciones del conjunto blanco.