Endavant
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- Escrito por Gerardo J. Paños García/Foto: LaLiga
Esta mañana conversaba con dos veteranos aficionados del Alba: Dionisio y Andrés -este último de 94 años, ya casi no ve de lejos, pero le gusta asistir al campo y escuchar el ambiente mientras le comentan cómo se desarrolla el juego. Sus ojos chispeaban cuando les contaba que había viajado a Villareal y me preguntaban “¿Es cierto que estuvimos más de dos mil? ... ¡Menudo partidazo nos espera con el Cartagena!”
Es usual cruzarme por el barrio con una pareja muy mayor que camina despacio. Son Manuel Martínez Useros y su esposa, él con su pin del Alba sobre la americana o la gorra, el fundador de la peña Voy-voy, con los que, acompañado de mi padre Gerardo y de mi tío Carlos, presenciamos un encuentro frente al Efesé en el antiguo Almarjal. Aún recuerdo la letra de aquella canción después del gol que marcó Ciudad: “Usted no tiene que ver, usted no tiene que ver, los goles que marca el Alba con la puntita el pincel…” Algo picantona para aquellos tiempos y que se quedó grabada en la memoria de aquel niño de 11 años.
Este sábado, camino de Villarreal, las amapolas que coloreaban las cunetas, a pesar de la sequía, me recordaron que estábamos en el fin de semana de San Jorge. En el almuerzo pre-partido, rememoramos esos viajes a Golosalvo de toda la familia, en el Ford fiesta beige de mi padre, en el verde metalizado de mi tío Pepe o en el Seat 127 rojo de mi tío Luis. Por las tardes, allí que íbamos grandes y mayores al porche a escuchar la retransmisión del partido del Alba por esos campos de 2ªB en la radio de cualquiera de ellos.
De camino al estadio, nos encontramos con la marea de aficionados de la grada de animación y disfrutamos del partido muy cerca unos de otros. Tuve la oportunidad de escuchar con detalle la letra de sus canciones que en el Carlos Belmonte quedan un poco difuminadas por la distancia, y reparé en esa que suelen cantar a los jugadores al final de los partidos que, entre otras cosas, dice así: “volveremos a ser grandes, como en el 92”. Me llamó la atención que unos chavales -entre ellos ese día, mis hijos y mis sobrinos- con unas ganas locas por vivir “su momento histórico” con el Alba, hiciesen suyos los años mágicos de mi generación con el Queso Mecánico, cuando ellos aún no habían nacido.
La canción seguía: “Los años van pasando, y yo siempre estaré”. ¡Vaya, pero si ese soy yo, y mis hermanicos y primos, y Dionisio, Andrés y Manuel! Nunca habría pensado sintonizar tanto con esos jóvenes en la flor de la vida.
Así que, a la vuelta, decidí desviarme por la A3 y pasar por el pueblo, y mientras saboreaba los paisajes, pensando en mis mayores, desde mi corazón les comenté: “Podéis estar tranquilos, la semilla ha germinado y crece con fuerza”.
¡Adelante, Albacete Balompié, siempre adelante!