El Albacete enlaza su cuarta victoria, deja hundido al Andorra y saca cuatro puntos a la zona de descenso
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- Escrito por Rafael Cardona-ADG/Fotos: LaLiga/ABP
El envalentonado Albacete de Alberto González sigue subido a la ola ganadora después de firmar su cuarta victoria consecutiva en el campo de un rival directo como el Andorra. Tras una primera parte en la que prácticamente no superó el centro del campo, el cuadro albacetense dio un pase hacia delante en una segunda parte en la que Juanma encontró la recompensa del gol gracias a un brillante remate de cabeza cuando el partido llegaba a su fin.
Apoyado por un centenar de aficionados desplazados hasta tierras andorranas, el conjunto manchego se asentó en un bloque medio ante un Andorra dominante desde la posesión del balón. La inclusión de Fidel en el once titular, sacrificando a un mediocentro como Agus Medina, denotó el plan más reactivo del cuadro blanco. A los pupilos de Alberto González les tocó vivir más tiempo del deseado sin poder sentir el tacto del esférico, con la mirada fijada en la recuperación y pensando en el posterior contraataque, y sortear indemne la primera ocasión clara de los locales. Manu Fuster no vio conveniente encimar con agresividad un centro de Rubén Bover que halló un cabezazo de Karrikaburu. El testarazo se marchó fuera, rozando el palo derecho de una portería defendida por un Vaclik que mantuvo la situación bajo control.
Sin capacidad para superar con el balón la línea divisoria de los dos campos y sin tampoco disponer de opciones en las transiciones, el Albacete se concienció en el tramo central de la primera parte para sobrevivir con criterio y derribar los pacientes ataques estáticos del Andorra. Pecharromán arrastró con un único movimiento a Julio Alonso y a Antonio Cristian, permitiendo así la peligrosa internada de Lobete. Para fortuna de los intereses del conjunto albacetense, hombres como Olaetxea ayudaron a Kaiky a tapar huecos y acabaron obligando al mencionado Lobete a proyectar un disparo que no cogió dirección portería.
En el epílogo del primer acto, Escriche y Manu Fuster intercambiaron papeles en la presión y el delantero castellonense empezó a defender de manera momentánea desde el carril exterior. Un experimento que no surtió el efecto deseado, ya que Rubén Bover, alma libre por el costado derecho, siguió proyectando centros maliciosos con suma comodidad. Uno de los últimos envíos del volante zurdo local en la primera parte pegó en el lado contrario en el brazo derecho de Álvaro Rodríguez, pero el colegiado de la contienda entendió que el jugador madrileño tenía el brazo pegado al cuerpo y sin ocupar un espacio antinatural, y que por lo tanto no era merecedor de ser decretado como penalti a favor del Andorra.
El Albacete despertó del letargo sin el balón en el arranque de la segunda parte y adoptó una actitud más protagonista. Para ello, Quiles tuvo que alejarse de los centrales locales, caer a la banda derecha y ayudar a los compañeros de ese flanco a salir airosos de una presión agobiante del Andorra. El delantero onubense encontró en el lado alejado a un liberado Manu Fuster, quien alumbró el primer ataque claro dibujado por el cuadro dirigido por Alberto González. El valenciano llegó algo desequilibrado a la zona de finalización, pero aún así pudo proyectar un zurdazo cruzado que, si no hubiera sido por la notable estirada de Ratti, se habría convertido en el inesperado 0-1.
Alberto González decidió que su Albacete encarase el tramo final y decisivo del encuentro con un cambio de fisonomía estructural. Rai, que volvía a su antiguo hogar, y Agus Medina impregnaron de un mayor control a una zona de construcción más poblada de centrocampistas naturales. Sin embargo, fue Juanma, otro de los cambios realizados, quien trasladó el éxtasis a los aficionados albacetenses al atacar el centro medido de Manu Fuster desde el costado izquierdo y anotar el 0-1 con un cabezazo cruzado imposible para Ratti.
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